En cuanto la imagen se convierte en la mercancía estrella, el propio individuo se ha de convertir en imagen. El mismo ha de asemejarse lo más posible a un modo de ser, en el que, por ser imagen, es más importante el aparentar que el ser.
La imagen no aparece como una imagen neutra, como cualquier imagen sobre cualquier cosa. Esta imagen es una imagen determinada, relacionada con un modo de aparecer específico. Esta imagen es la representación de la mercancía encarnada históricamente en un cánon por el que se juzga. Históricamente, la historia ha necesitado de cánones desde los que juzgar, sobretodo en la esfera donde la imagen era la reina, la esfera estética. Pero hoy, no solo la imagen ha colonizado otras esferas de la vida cotidiana, sino que ese mismo cánon se ha convertido en la base de un sistema social. De este modo, la imagen totaliza toda esfera de la vida cotidiana y la juzga desde ella.
El individuo tiene que asemejarse a esa imagen, no sólo en su dimensión estética, sino también en su dimensión crítica, lo cual supone que la crítica desaparece, puesto que la imagen se convierte en una institución total de la existencia. El ser es imagen, la cual apareció históricamente y ha querido convertirse en esencial, en ontológica.
Cada ser individual tiene que acercarse a esta imagen por una cuestión de supervivencia: es sólo a través de su asimilación con el canon, con la imagen, en donde cada cual puede garantizarse su existencia.
Los espacios que se dejan a imágenes alternativas, completamente diferentes, que pueden verse también como lenguajes diferentes, resultan cada vez más denostados no sólo por la opinión general, sino tambien por el individuo aislado. Ya no podemos pensar en términos de lavado de cerebro. Ya cada cual viene con el cerebro lavado de fábrica.
En la mímesis con esa imagen encontramos placer, puesto que encontramos la vía para la salvación social, para el triunfo, o aquello que pasa por constituir una vida de éxito. Nunca antes la vida de un individuo había estado tan ligada al destino social.
miércoles, 21 de noviembre de 2007
Consecuencias del triunfo de la imagen sobre la cosa
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