En su lucha por la supervivencia, el individuo necesita confundirse con su género, convertirse en un ser anónimo, completamente sustituible por otro. El triunfo de la individualidad entendida al modo burgués del propietario queda aniquilada cuando ya ni el sujeto es dueño de sí. Además, la muerte de un individuo ya no es una pérdida irreparable cuando ese individuo no deja de ser un ejemplar del género. Pero ese mismo género no ha dejado de ser género social, categorizado según el triunfo de cierto dinamismo económico, el triunfo de lo precario. El anonimato es lo más parecido a la libertad que podemos encontrar en la sociedad actual.
viernes, 23 de noviembre de 2007
Individualidad y género
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