viernes, 20 de marzo de 2009

Sobre la necesidad de pegarle fuego a Bolonia

Los acontecimientos de esta semana revelan un salto cualitativo en la respuesta de la UB a las protestas por la implantación del EEES. La respuesta de la policía que, en un primer momento, ha sido llamada por el rector de la Universidad era algo con lo que se debía contar. El que el movimiento no haya contado con ello demuestra una serie de miopías políticas que, más allá de las discusiones teóricas, pueden hacer cambiar la estrategia de lo que se puede hacer a partir de ahora.
Tras los sucesos de la mañana, las nuevas cargas de los Mossos por la tarde, que han llegado a agredir a un niño de 10 años, confirman el modo en el que, desde el principio, teníamos que contar como la respuesta paradigmática que, tarde o temprano, tenía que llegar.
La pregunta es clara: ¿cómo responder a semejante agresión fascista de los Mossos? Para ello creo que pueden ser interesantes las experiencias de las universidades griegas. En Grecia, las protestas han conseguido que el EEES no se implante. Los métodos que han seguido los compañeros griegos son, fundamentalmente, la acción directa.
Y esto entronca con una de las miopías del movimiento contra Bolonia. Ya no se puede pedir más diálogo. Ya no se puede pedir más debate con respecto a las formas en que podemos suavizar la obligada implantación del EEES. La agresión de los cerdos que ha tenido lugar hoy demuestra que ningún diálogo es posible, que ningún debate es necesario con las autoridades académicas, puesto que son éstas las que se han valido de la violencia para atacar a los compañeros.
Ya no se puede pedir comprensión. Lo que hay que hacer ahora es pasar a la acción. Sólo como propuesta, creo que se debería pensar no en la huelga puntual de un día, sino en la huelga indefinida de todos los ámbitos de la Universidad que se puedan. La legitimidad hace tiempo que está en nuestro lado, por lo que sólo la unidad de los que estamos contra el EEES puede hacer llevar que las instituciones universitarias se den por vencidas.
Mientras tanto, que Bolonia arda en el infierno.