1) si tomamos un artículo de cualquier disciplina científica publicado en cualquier revista especializada, por regla general, el conocimiento que se genera en él atiende al modo de exposición de esa disciplina y del quehacer científico estándar… uno se encuentra con fórmulas y ecuaciones, con tablas y estadísticas que o bien aclaran cómo ha de entenderse dentro de esa disciplina el fenómeno “x” o dan cuenta de los resultados de algún experimento o estudio que permite sostener o refuta la hipótesis “y”… el discurso científico se mueve exclusivamente en esos márgenes, sólo lo así formulado es discurso científico… matematización y experimento o, para ser algo más exactos, algún tipo de formalización derivado del modelo matemático y algún tipo de recurso a la constatación empírica: datación, predicción, &c. (para evitar perspicacias y escrúpulos que no ayudarán a seguir por dónde van los tiros aclaro que éste es el modelo básico, y que soy consciente de que luego hay ciencias estrictamente formales como la matemática, donde por necesidad no hay tal recurso a la empiria y ciencias con menor grado de matematización - aunque cada vez, por necesidad, menos- y que luego hay también disciplinas híbridas, y aplicaciones de unos campos a otros, etcétera, etcétera, etcétera… al cabo, sigo creyendo válida tal “definición” de lo que en la actualidad ha de entenderse por discurso científico.)
2) luego hay disciplinas que pretender extraer conocimiento de la ciencia tomándola a ella como el mismo objeto de estudio… historia de la ciencia, sociología de la ciencia, análisis del discurso lingüístico científico (como disciplina sociolingüística o pragmática del lenguaje científico),… todas estas disciplinas se mueven en uno u otro modelo de conocimiento, metodología, etc. pretenden de algún modo hacer de su discurso un discurso científico y se mueven por eso, con mejor o peor suerte, aún en el ámbito del discurso científico. hasta aquí me parece que no hay problemas.
3) apartir de aquí hay otros tipos de discurso referidos de alguna manera al conocimiento científico o a la ciencia en tanto que institución positiva o conducta social… por lo dicho anteriormente existe una línea bastante clara entre los escritos de un mismo individuo según se sitúe como científico o como divulgador científico, por ejemplo. hay un artículo de un científico en el que dentro de los límites propios del discurso científico muestra lo vinculante de la hipótesis “y” dentro del contexto teórico “z”o la necesidad formal de incluírla dentro de un marco teórico en el que es consistente y se hace necesaria o la constatación empírica que permite soportar esa hipótesis dentro de los parámetros de la disciplina, etc., y, por otro lado, el libro que ese mismo individuo, ahora como divulgador, en el que se habla de las visicitudes y contingencias que le llevaron a ese resultado o en el que se intenta formular ese conocimiento científico de tal manera que sea accesible al lector interesado con una cierta formación y cultura mínima… hay un espectro de discurso referido a la ciencia que se deja catalogar de divulgación científica y periodismo científico, en el que no se pretende consolidar conocimiento positivo alguno, sino mediar entre el conocimiento científico y el gran público… aquí ya se ha salido del discurso distintivamente científico, pero sólo para bajar un peldaño… por decirlo de alguna manera.
4) apartir de aquí es donde las cosas están menos claras. porque se da que el mismo individuo que recibe el premio nobel por los resultados de un experimento o la producción de una hipótesis, o la medalla fields por la resolución de un complicado problema matemático, puede ofrecer también un discurso en el que fuera de los límites propios de su disciplina, se permita plantarse ante la cultura científica de su tiempo con proyecciones con un cierto grado de vuelo especulativo… el biólogo que recibe el premio nobel por un estudio empírico esclarecedor sobre la reproducción de unos moluscos especula sobre la posibilidad de encontrar organismos vivos semejantes allende las estrellas, el físico que recibe el príncipe de asturias por una formulación revolucionaria de una teoria especula sobre el impacto en la cultura occidental de un tal replanteamiento de la estructura del espacio físico y el matemático ganador de la medalla fields especula sobre la posibilidad de la existencia de dios y de la inmortalidad del alma… lo sé, mis ejemplos son caricaturescos, pero es esto, o algo parecido a esto, filosofía? se formulan estos individuos, cuando lo hacen de esta manera, preguntas propiamente filosóficas? i.e., más allá de “qué” se pregunten… se hacen esas preguntas “como” preguntas filosóficas? en la mayoría de los casos, esos discursos que ya no son propiamente científicos se mueven de alguna manera ya en la comprensión propia de la ciencia, de la “cosmovisión científica” por decirlo de alguna manera, de las precomprensiones propias que sostienen al conocimiento científico y le dan validez. intentando formularlo de otra manera: se preguntan al margen del preguntar científico propiemente dicho y de su metodología en cada caso, pero no de manera filosófica, sino de manera igualmente cientificista, con las mismas presuposiciones y comprensiones de cómo tienen que darse “las cosas” para que puedan seguir siendo objeto de estudio científico. (y, de nuevo, para evitar rodeos que no llevan a ninguna parte y críticas dispensables, al decir que este nivel de discurso no sea propiamente científico no estoy diciendo que no incida de alguna manera en la ciencia… es sabido que tales especulaciones juegan un papel relevante en periodos de “ciencia revolucionaria” para abrir nuevos caminos de conocimiento científico tras la estagnación o lo obsoleto de algún otro paradigma… lo que digo es que si bien no son ciencia propiamente dicha, tampoco son aún filosofía).
Con esto me parece ganada, en caso de que alguien pueda creerlo - y remito aquí ya sólo a la posibilidad de que mi exposición haya resultado hasta aquí mínimamenre creíble, verosímil, viable… sin exigir en ningún caso que se la tome por vinculante, pues para ello tendría que tomarme muchos más esfuerzos expositivos de los que ahora puedo permitirme-, la opinión de que un cierto grado de vuelo especulativo no garantiza aún que se dé algo como filosofía (no por haber explicitado ya qué pueda entenderse aún por filosofía, sino sólo por haber ligado la comprensión que rige esa especulación a la comprensión de base cientificista o sostenedora del quehacer científico, y por haber presupuesto, también como directriz o hipótesis de trabajo que esta comprensión científica es de raíz distinta de la que podamos entender por filosófica,… algo que para apuntalar mínimamente tampoco tengo tiempo ni energías… de nuevo, hasta aquí, desde el principio, y me temo que hasta el final, todo permanecerá aún en grado de tentativa y es que no puedo tomar por válido lo que no me he molestado siquiera en presentar como tal).
5) seguimos con los problemas… qué se esconde bajo la rúbrica de “filosofía de la ciencia”? (como aclaración: me refiero aquí sólo a lo que entra bajo la etiqueta de “filosofía de la ciencia”, tal como aparece - de una manera sesgada y partidista desde su institución en disciplina “filosófica” según una comprensión del quehacer filosófico de corte “analítico” (distición ésta igualmente sesgada, reductiva y, al cabo, poco funcional) en los planes de estudio, en los manuales al uso, y de los criterios de las publicaciones especializadas que determinan la medianía autoevidente de tal disciplina, como disciplina inserta en los estudios y en el ámbito del discurso filosófico.) aun a riesgo de resumir demasiado y perder matices que a lo mejor sí podrían ser relevantes… podríamos decir que la “filosofía” de la ciencia durante el siglo xx, ha fluctuado entre una lógica del conocimiento científico, una reflexión mediada por un planteamiento multidisciplinar sobre la ciencia y el quehacer científico y, finalmente, especulaciones, de mayor o menor grado de radicalidad, sobre la “cosmovisión científica”… esto no pretende ser una reconstrucción histórica o diacrónica de “etapas” de la “filosofía de la ciencia” sino una indicación sobre los núcleos fundamentales de temas y modos de tratar esos temas de la “filosofía de la ciencia” tomada en conjunto en el s. xx. en primer lugar, una teoría de la ciencia o lógica de la ciencia, aquí podemos nombrar tanto al positivismo o empirismo lógico, como a popper y el racionalismo crítico, como, también, a la actual comprensión estructuralista de la ciencia. los problemas a los que se enfrentan son problemas internos de la ciencia de los que la propia ciencia no puede, por definición, dar cuenta. el modo de plantear y tratar esos problemas es, sin embargo, el propio de la comprensión cientificista del conocimiento y del quehacer teórico: la lógica; el caso paradigmático es el proyecto de desarrollar una lógica inductiva que dé cuenta de la validez del conocimiento empírico. la serie de problemas está tomada siempre de un plano intra-científico: corroboración, falsación, reducción y traducción de teorías, etc. es lo que se llamó una metodología de la ciencia: de lo que se trata es de ganar una reflexión fundada del conocimiento científico (del que este conocimiento mismo no puede dar cuenta) o fundar el conocimiento científico en un conjunto meta-científico, pero igualmente cientificista, de principios que permitan decidir criterios y modos de ejecución según las necesidades y del todo subordinados al conocimiento científico mismo: no es otra cosa, entonces que una meta-teoría de la ciencia. en segundo lugar, una reflexión idéntica a la anterior, en el sentido de que se sigue moviendo en los márgenes de una meta-teoría de la ciencia, pero que, sin embargo, fuerza un desplazamiento de intereses a otros aspectos de la producción científica y amplía el margen disciplinar en el modo de tratarlos a otra serie de disciplinas pretendidamente científicas (cientifico-sociales, en este caso). así, tanto la reconstrucción de la historia de la ciencia siguiendo la pista de las revoluciones, las perspectivas sociológicas (tanto los análisis marxistas como la teoría de redes sociales), los constructivismos sociales o los análisis del discurso científico, se mueven todos es esta esfera, que es, en lo que toca al nivel de análisis, la misma que la anterior, una meta-teoría de la ciencia que quizás no toma ya los problemas de los planteamientos metodológicos intracientíficos, pero sí del modo en que otras disciplinas científicas o protocientíficas o preparadigmáticas delimitan esos temas como posibles objetos de conocimiento científico según el caso. Y, según esto, por otro lado, no toman ya como guía de sus reconstrucciones a la lógica, sino a la historia, a la sociología, a la lingüística, &c. lo que diferencia a este discurso del tipo de discurso sobre la ciencia al que antes me referí (vid. supra 2), es que aquí no se trata de “historia de la ciencia” o “sociología de la ciencia” como disciplinas ellas mismas “científicas”, sino del uso, por decirlo de alguna manera, de esas disciplinas y sus resultados, para proponer teorías algo más abarcantes sobre el conocimiento, el discurso, el comportamiento y el quehacer científico en general, siguiendo en muchos caso las directrices de eso que ahora se denomina enfoque interdisciplinar… al cabo, por lo dicho, estas reconstrucciones no son más que un planteamiento igualmente meta-teórico sobre la ciencia en el que sólo se abarcan más ámbitos de acción y producción científica y que sigue igualmente anclado en la comprensión cientificista de la ciencia (via recursos metodológicos y precomprensiones de las disciplinas con las que ahora se acercan a la ciencia como objeto de la reflexión)… por último, en tercer lugar, las críticas à la feyerabend, por decirlo muy simplonamente (y aquí si que no puedo siquiera recurrir al criterio de lo viable con el que me movía en la exposición hasta este punto…), parten de una malcomprensión de fondo de lo que significa el ejercicio científico y un recurso a lo que desde una comprensión propiamente cientificista se presenta como alternativa. ante la visión ideológica de la ciencia como departamento estanco del conocimiento válido y fundamentado y como institución social inamovible, y tras un descubrimiento (gracias a esas historias y sociologías y psicologías e incluso etnologías de la ciencia) del carácter funcional para la ciencia de elementos no científicos, no racionalmente ganados, no fundamentads epistemológicamente, &c., la presentación de modelos divergentes de conocimiento y la relativización de aquel constructo social y su carácter vinculante (y pretendidamente exclusivo en las sociedades occidentales). la comprensión de fondo de lo que sea la ciencia en estas críticas suele ser la del propio científico sometido a la formación disciplinar dogmática y con el contraejemplo, mediado igualmente por las ciencias sociales, de alternativas igual de ideológicas que la noción socialmente funcional de ciencia, el presunto filósofo especula sobre las diferentes posibilidades que a la ciencia le son vedadas. aquí se abandona ya para siempre los límites de la meta-teoría de la ciencia, pero tampoco para llegar a algo así como filosofía, sino para redundar de manera aún más entusiasta si cabe en los prejuicios que son funcionales en la comprensión tradicional de la ciencia (cf. la cuestión de lo funcional del dogma para la formación de científicos según kuhn). para poner un ejemplo que se sale en realidad de los límites a los que tenía pensado ser fiel en la exposición: las críticas del e. sabato ensayista a la ciencia dependen de la comprensión del conocimiento y del quehacer científico que, por regla general, sólo puede sostener un científico de formación.
Todo esto no ha sido aún más que el intento de mostrar cómo, si la ciencia y la filosofía son cosas distintas a radice, entonces, un amplio espectro de discursos que no son propiamente científicos, tampoco necesitan caer aún, de ninguna manera, bajo el concepto de discurso filosófico. ni la divulgación científica es filosofía- aunque esto me parece evidente-, ni la especulación del científico es filosofía, y todavía más importante: ni siquiera el discurso teórico fundado, articulado lógicamente y parapetado en teoría de la argumentación y cuestionamientos epistemológicos, que se plantea con un mayor grado de reflexión la problemática del conocimiento (desde los parámetros del modelo de conocimiento científico), que yo he llamado aquí una metodología o meta-teoría de la ciencia (como también lo podría haber llamado de otra manera) y que se presenta en nuestro medio como “filosofía de la ciencia”, necesita aún ser filosofía o comprenderse como discurso filosófico en sentido estricto.
Creo que podría seguirse un camino similar desde otros tantos puntos de partida, delimitando e.g. el discurso moral-religioso, la literatura de los compendios de máximas de los moralistas, las malcomprensiones de los acercamientos al fenómeno moral desde perpectivas interdisciplinares y pseudo-filosóficas, hasta llegar a “x” o delimitando el discurso literario y poético, la crítica de la literatura, el ensayismo, hasta llegar a “x”… donde ese punto “x” al que se llega tras mostrar que hay que hacer paradas en varias estaciones de paso en las que se cuenta con un cierto grado de “especulación”, amplitud de miras y profundidad, pero que no viene de suyo aún que haya algo como filosofía, ese punto, digo, no es sino el lugar en el que se hace necesario, entonces, entrar a formular qué haya de entenderse por filosofía como discurso distintivo frente al discurso poético, científico y moral o religioso, por seguir con los ejemplos. “x” no sería la estación de llegada, sino precisamente el lugar en el que ha de empezar el camino…
1 comentario:
faltaba transcribir lo más interesante:
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john merrick
Comentario por john merrick | 24/10/2006 a 08:52:37
espero que dé para algo el texto… me parece importante, antes de nada, dejar claro que esta via de exposición venía orientada en otras preguntas que se hacían en otros comentarios, sobre otras cuestiones… que una cosa llevó a la otra y que por eso se eligió ésta entre otras vías… y, sobre todo también, que de lo que se trata sólo hasta aquí es de limpiar algo el terreno, mostrar sólo que si nos centramos en el discurso filosófico, en cómo se articula la filosofía como discurso (frente a otro discurso epistemológica y conceptual y teóricamente relevante cono es el de la ciencia) aparecen ya diferentes niveles de discurso que cumplen con unos mínimos (o que derrochan un superavit) de especulación, y que si somos algo exigentes estos otros niveles de discurso no necesitan ser aún filosofía… aunque para nada se ha dado aún con qué pueda ser eso que pueda entenderse por discurso propiamente filosófico…
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j.merrick
Comentario por j.merrick | 26/10/2006 a 02:12:55
sí, la verdad es que los comentarios hasta ahora tienen un punto de sketch de los monty python…
me parece que hay bastantes cosas objetables en el texto… la primera es la tesis dogmática de que el registro del discurso filosófico es de raíz distinta al del discurso científico, podría decirse mucho sobre ello… la más grave quizás sea el intento de partir de la asunción de una tal diferencia y trabajar sin llegar a definir en ningún punto qué se entiende por discurso filosófico, i.e. partir de tal diferencia e intentar entresacar desde el otro lado sólo lo que no ha de poder entenderse aún como discurso filosófico… la sensación es un poco la de un salto de trapecio sin red…
luego, en la exposición concreta hay también muchos problemas, pero estos me parecen menos interesantes. sólo me parece relevante lo de entender mucho de lo que se hace bajo el título de filosofía como otra cosa que filosofía (una meta-teoría de la ciencia en este caso). si realmente ha sido limpiado hasta cierto punto, o meramente apuntado el carácter no-filosófico de la reflexión más holista, omniabarcante, especulativa, profunda incluso, de tales tipos de discurso, entendiendo que tal carácter no garantiza que haya filosofía… entonces me parece que sí se habría ganado algo, ya que no tendríamos que aceptar como evidentes de suyo expresiones como la de que “todos somos de alguna manera filósofos” o simplemente podríamos, sin cargarnos de mala conciencia, obviar conversaciones de bar en las que se opine sobre la vida y la muerte…
la orientación básica es la de que filosofía no se hace según “qué” se pregunte uno sino, más bien, “cómo”… e intuyo que, al cabo, ese “cómo” termina decidiendo de alguna manera el “qué”… que poniendo el énfasis en el “cómo” el “qué”, por decirlo de alguna manera, cae por su propio peso…
pero como digo, desde el comienzo todo es muy discutible, así que…
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Ivan Karamazov
Comentario por Ivan Karamazov | 26/10/2006 a 18:20:01
Tu texto tiene mucho por desgranar, asi que ire poco a poco en cada comentario, porque todo no podria hacerlo de una sola vez.
Lo que mas me llama la atención, y es en lo que más me gustaría incidir, es en poner a la ciencia como el eje conductor de la reflexión. Resulta curioso que, intentando responder a la pregunta de qué es filosofía hables de ciencia, de todo lo que rodea a la ciencia, de las metateorías científicas, de la filosofía de la ciencia, etc.
Si incido en esto es porque creo que es una cuestión de fondo fundamental, algo que hay que aclarar de entrada para poder entendernos.
La visión que pone a la ciencia en el punto central de la reflexión es aquella que, históricamente, necesitaba articular la posibilidad de la ciencia. No es de extranhar que la filosofía moderna se haya ocupado tanto por la pregunta sobre el conocer, puesto que dicha pregunta buscaba la fundamentación de la ciencia desde el punto de vista más apriorístico, es decir, por la posibilidad humana de articular un conocimiento verdadero del mundo, el cual debería venir de la actividad científica. No otra cosa es lo que ha hecho la filosofía, como mínimo, desde Descartes, hasta su derrota consciente con el proyecto anti-científico de Heidegger, y su vuelta a la pregunta original del ser. (obviamente cuando digo que en Heidegger hay un proyecto anti-científico, me refiero a una ciencia que no se convierta en tecno-ciencia, claro está). Los grandes clásicos de la filosofía moderna buscan pa fundamentación de la ciencia desde el tratamiento del conocer , o mejor dicho, desde la posibilidad trascendental de su posibilidad. No otra cosa son las tres críticas de Kant, p.e
Sin embargo, lo que yo quiero poner en duda ahora es que la filosofía deba seguir girando alrededor de la ciencia como si todavía ésta necesitara de una reflexión que no fuera una reflexión de modos, de medios, de estrategia, y no de fundamentación. La ciencia ya funciona sin tener una fundamentación fuerte filosóficamente. Es más. Desde Kuhn sabemos que una fundamentación tal, de ese tipo, al modo kantiano (universal e inmutable) está condenada ya al fracaso. La ciencia funciona, de un modo empírico, sin necesitar que se responda a la posibilidad de su actividad. El desenvolvimiento de la propia ciencia demuestra que tal cosa no tiene sentido ya. Un proyecto como el kantiano, p.e, esta destinado no al fracaso, sino a servir de muy poco, cuando a la ciencia le basta consigo misma, con la autorlexion que los propios cientificos, y no los filosofos, hacen de ella misma. Las revistas de ciencia, la institucion “ciencia” se basta y se sobra a si misma. No quiere saber de la filosofia para seguir con su actividad, porque ya ha visto que, más que ayudar, le estorba.
Otra cosa es lo que el científico haga desde su posición de científico, ocupando su reflexión en campos que, tradicionalmente, est´na mas allá de la ciencia, y más exactamente, de la tecno-ciencia.
Lo que quiero decir para empezar, como mi punto clave dentro de la respuesta a “qué es filosofía” es que la respuesta a dicha pregunta se basa, hoy, en una disciplina que nada o muy poco tiene que ver con la tecno-ciencia, que es a lo que la ciencia se ha visto reducida. Obviamente, la filosofia de Aristoteles, p.e, es tan científica, o mas, que la tecno-ciencia actual, pero hoy no puede pasar a engrosar las filas de las ciencias, porque estas se han enclaustrado en un espacio muy limitado, el cual, sin embargo, es infinitamente poderoso.
La respuesta a que es filosofia sí que debe circunscribirse a la pregunta por la legitimacion de la espculacion, pero a la vez, por limitar los espacios en los que esta especulación se da.
Si la necesidad de la ciencia, como proyecto emancipador, azuzaba las cabezas de Kant o de Hume, hoy la ciencia no es un enigma, sino, en muchos casos, y como sabemos, p.e, desde Benjamin, una condena, que, en vez de cumplir su proyecto de emancipación, lo ha condenado al fracaso.
Por tanto, la respuesta ha de venir por un examen de nuestras condiciones de pensar actuales, lo cual ha de llevar a la filosofia a buscar su espacio, adecuar su tarea histórica al presente, y no en reivindicar el proyecto filosófico de un pasado que ya se ha quedado profundamente obsoleto, no por un capricho intelectual mío, sino por objetivaciones históricas que han llevado el horror a la relación con la ciencia.
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j.m.
Comentario por j.m. | 27/10/2006 a 05:36:44
me gustaría empezar poniendo en claro a qué vino lo de la referencia (del todo casual) a la ciencia y, a partir de ahí, intentar mostrar cómo de este último comentario se puede entresacar que la relación (o, mejor, la fundamental distinción) entre ciencia y filosofía no ha sido aún asumida… algo que me parece que se destila claramente de este último comentario.
la referencia a la ciencia venía por algunas de las preguntas que me hacía en otro hilo en relación con otras cuestiones, y entre ellas, una tan inocente, una verdadera perogrullada pero que en ciertos contextos resulta aún polémica… de que si el discurso propia y estrictamente científico se distingue claramente del de la divulgación científica, en filosofía podría pasar algo parecido y que en las facultades de filosofía se hace pasar (inconscientes de una distinción de este tipo) una cosa por otra… después incidía en estos malentendidos siguiendo un ejemplo paradigmático… el vender gato por liebre, en relación con lo que se denomina “filosofía” de la ciencia, algo que, dijimos, no llega a ser aún filosofía… sin embargo el camino elegido, que era uno entre lo posibles (pues ya dije que el mismo camino de delimitación se puede seguir desde la literatura hasta el discurso filosófico, desde la imposición de normas morales y religiosas hasta el discurso filosófico, &c.) y que transité en el anterior texto de una manera arbitraria y casual, innecesaria, estaba motivado sólo por el contexto más inmediato de preguntas…
en ningún caso la referencia a la ciencia es por necesidad la primera, es una más entre otras formas de discurso relevantes… solamente eso… la ciencia no es de ninguna manera el “eje conductor” ni “el punto central” de la reflexión acerca de la filosofía, era sólo una posibilidad mayéutica entre otras…
la referencia a la ciencia que es, como digo casual, se ha mostrado sin embargo muy productiva, ya que ha hecho salir a la luz algunas de las asunciones que en mi texto intentaba dejar fuera de juego. (y esto no pretende tener tono polémico o belicoso alguno, si me remito a tu comentario es porque en él se vislumbra el poder de las precomprensiones que intentaba erradicar de la discusión y que asumimos en la formación -o deformación- disciplinar de los estudios de filosofía reglados por el medio académico al uso en estos tiempos… aún sin quererlo, cuando no hemos limpiado nuestra comprensión de lo que pueda ser la filosofía de todos estos prejuicios, aunque intentemos sacudírnoslos de encima por las buenas, no dejaremos de estar instalados en ellos)…
se ve que las distinciones mínimas que mencionaba en el texto no han sido asumidas cuando se dice por ejemplo que “Los grandes clásicos de la filosofía moderna buscan la fundamentación de la ciencia desde el tratamiento del conocer”… la pregunta de los filósofos, en tanto que tales, no se refiere principalmente a la ciencia… el recurso al conocimiento tiene una motivación propiamente filosófica… la de dar cuenta de qué y cómo son “las cosas” y esto ya instalados en la mediación de la subjetividad como aquello que -tras el análisis, pues si no no sería filosofía sino mera presuposición dogmática- se muestra como lo posibilitador de que “las cosas” se den, como lo determinante para que las cosas se muestren como lo que son (su “qué”) y en el modo en el que son (su “cómo”)… el papel de la ciencia en su comprensión propiamente moderna (que sólo de manera derivada es ya la nuestra) es un hecho histórico fundamental, determinante del modo en el que se lleva a cabo esa pregunta, pero aún así, si la pregunta ha de seguir siendo filosófica, ha de ser distinta de la que la comprensión misma de la ciencia posibilita y surge de una actitud que se mantiene siempre al margen de la actitud “cientificista”, por denominarla de alguna manera. el énfasis en señalar que la ciencia haya podido en muchos casos constituirse con modelo de referencia, nos sitúa ante el peligro de no llegar a distinguir entre la filosofía que asume lo vinculante que se le presenta en determinados márgenes el quehacer epistemológico de la ciencia y, por otro lado, el quehacer filosófico mismo. que la matemática y algo de las ciencias experimentales hayan sido referencia necesaria para muchos planteamientos de la filosofía moderna no quiere decir en ningún caso que la reflexión se dirija en primer lugar al conocimiento científico… basta con recordar que enh esa época se escribieron discursos del método o meditaciones de filosofía primera, tratados de la naturaleza humana o críticas de la razón pura… el tema del conocimiento no aparece en primer lugar como determinación positiva del conocimiento fáctico de cualesquiera disciplinas cietníficas, sino como pregunta acerca de la posibilidad misma del conocer como comportamiento humano, y esto sólo por necesidad de explicitar e investigar las estructuras que dan cuenta del mostrarse de las cosas dentro de los parámetros marcados por una determinada concepción de la subjetividad, como el espacio en el que en general pueden mostrarse las cosas… y sólo de manera fundada o derivada se habla de “conocimiento” y sólo de manera más derivada aún se habla de “conocimiento científico”… la reflexión no estuvo nunca sometida o subordinada al conocimiento científico…
los ejemplos que se mencionan son muy ilustrativos, todos ellos contribuyeron al conocimiento científico positivo: descartes aportó la geometría analítica, leibniz el cálculo diferencial e infinitesimal y kant una teoría sobre la formación de los planetas a partir de las nebulosas según la fuerza gravitacional (la teoría kant-laplace)… sin embargo, y a pesar de lo anacrónico que pueda sonar, hubo un fondo de comprensión en el cual – a pesar de la inexistencia de una tan clara diferencia disciplinar, &c.- tanto uno como otro, hablan como científicos o como filósofos… o bien hacen una aportación positiva a la ciencia o bien se preguntan filosóficamente… a lo que voy es a que, si asumimos el discurso filosófico como un discurso de raíz diferente al científico no podremos sostener lo siguiente: “Obviamente, la filosofia de Aristoteles, p.e, es tan científica, o mas, que la tecno-ciencia actual”… no podríamos decirlo no porque aristóteles no hay apodido (desde un planteamiento algo anacrónico) aportar algo al conocimiento positivo…. sino porque aquello que escribe como filosofía no puede ser nunca “científica” en ese sentido… porqe si la filosofía es filosofía no puede ser ciencia, al menos no en esos términos… (igualmente, kant no se planteó en ningún momento en la “crítica de la razón pura” algo así como fundamentar el conocimiento científico… es más, la lectura de la “critica” como teoría del conocimiento es algo que no se sostiene con el libro a la vista… ahora no me voy a detener en esto…)
pero no sé si lo estoy dejando claro. falta argumentar en algunos puntos &c.
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Ivan Karamazov
Comentario por Ivan Karamazov | 28/10/2006 a 18:37:02
Aclarado el hecho de que tu recurso al ejemplo científico venía dado por comentarios anteriores, quiero responder a unos cuantos puntos que has expuesto en éste último post.
Más allá del hecho puntual de éste ejemplo, no comparto tu opinión de que la ciencia haya tenido un papel menos importante en la historia de la filosofía del que le he atribuído en mi último post. Cuando se pone en primer término la pregunta por el conocer, y se intenta responder esa pregunta desde la cuestión de la certeza, tal y como se hace en la filosofía moderna, en ese caso ya se estaba preparando, por lo menos, el campo para fundamentar la posibilidad de la ciencia desde una visión subjetiva, que es diferente según escuelas y tradiciones filosóficas.
Cuando hablo de Descartes, Leibniz o Kant y los englobo dentro de un mismo proyecto, lo hago por una razón muy sencilla, que, tal vez, por serlo, deba ser cuestionada: cuando se pregunta por el conocimiento verdadero, ya se pregunta por la misma posibilidad que tendrá su máxima y exitosa fundamentación en la ciencia, es decir, en el proyecto ilustrado.
En éste punto, creo que es fundamental hablar de dicho proyecto ilustrado. Si nos dejamos llevar por la institución “filosofía”, es decir, el ámbito académico, la filosofía no ha superado, todavía, el deseo de realizar dicho proyecto. Este proyecto, en el que se basaban las esperanzas de una “vida racional” tiene a la ciencia como instrumento fundamental, y nunca mejor dicho lo de “instrumento”. Es en éste punto donde creo que tu ejemplo sobre la ciencia, aunque casual, da en el clavo, o por lo menos menciona uno de los puntos que creo que es necesario explicitar de modo inmediato. Por razones históricas, la ciencia ha demostrado su ambivalencia, es decir, que a más ciencia no le sigue necesariamente más progreso. Es más, desde la Escuela de Frankfurt, sabemos el nivel de deformación al que puede llevar una ciencia que no es ilustrada a sí misma. Esta Ilustración, a grandes rasgos, no parece explicarse por la misma Escuela. Las expresiones en las que se pone el énfasis positivo con respecto a la auto-ilustración de la Ilustración son, más bien, escasas, aunque es cierto que su intención, básicamente, no era ofrecer un proyecto nuevo, sino denunciar “el estado de cosas existentes”.
La filosofía busca su papel en ésta situación, por eso todo recurso al papel de la ciencia dentro del pensamiento de los últimos siglos, es fundamental. Desde la conciencia de dicha ambivalencia de lo que se entiende como racional, no es posible hoy concebir lo filosófico como la misma disciplina que se ha ido desarrollando desde hace milenios, y que tiene sus pasos necesarios en los autores que todos conocemos.
Por estas razones, y por muchas otras, que por razones de tiempo y espacio no puedo meterme ahora a examinar, la filosofía debería ser, y es ya, otra cosa.
Las disputas sobre qué es filosofía y qué no se siguen dando: en Alemania no se considera a Derrida, Foucault, Deleuze, etc, como filósofos, sino, en el mejor de los casos, como críticos de la cultura. Y con eso se les pretende rebajar de categoría, como si el gran olimpo de la filosofía se hubiera termiando, hasta hoy, con Heidegger, o tal vez, con Sartre.
Cuando digo que ya es otra cosa, lo hago porque pienso que lo que ha sidi filosofía y lo que no, la frontera que lo dividía, se va borrando por momentos. Este momento va acorde con las tendencias híbridas y sociales, hablando de un modo muy general, que tienden a confluir en la mezcla, el intercambio. Creo que Derrida es clave en éste sentido, puesto que ha hecho ver la profundidad de temas sobre los que aplicar nuestra tarea del “pensar”, los cuales habían sido relegados a otras disciplinas diferentes.
La distinción entre lo que es filosofía y lo que no es filosofía tiene una de sus bases dentro de la distinción entre lo racional y lo no racional. Aunque ésto parezca muy simple, la “institución” filosofía funciona así. Pero, poco a poco, por razones muy diversas y complejas, que necesitarían mucho tiempo y espacio para ser explicadas, dicha distinción se va rompiendo. Hoy, no queda claro, como tú bien dices, qué es divulgación filosófica, o aquellos que piensa que la filosofía es “un buen comentario de un texto filosófico” y la actividad filosófica propiamente dicha, que tiene que arriesgar, necesariamente, en pensar lo que, todavía no ha sido pensado, y que, ésto es lo más importante, urge a pensar.
Me queda mucho todavía, pero quiero dejar cosas para otros posts…
A la demas gente del blog, a que esperan a participar????
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Van de Walle
Comentario por Van de Walle | 28/10/2006 a 21:44:48
Una cuestión preliminar, sin entrar en la discusión que acabo de leer o haciendolo desde la ruptura de la continuidad.
Considero que el discurso filosófico y el discurso científico no pueden ser comparados estrictamente. Desde mi punto de vista son dos facetas inconmensurables. Por poner un ejemplo, estos días he estado enfrascado en la lectura de Levinas, y creo que su discurso sobre el Otro no podría, jamás, ser articulado desde la ciencia, desde el campo de la ciencia sería un discurso absolutamente inválido, sin embargo, desde la perspectiva filosófica es un discurso no sólo válido sino tremendamente fructífero. El motivo de fondo quizá sea que el discurso científico, encerrado en un horizonte de objetividad, del que yo, personalmente, discrepo, se ha encerrado en una habitación demasiado estrecha, en particular para abordar las cuestiones de fondo y de trascendental importancia. Sé que lo que voy a decir es muy discutible pero, desde mi perspectiva, la filosofía aborda cuestiones de una seriedad e importancia suprema para el ser humano, sin embargo, la ciencia muchas veces es trivial y aborda cuestiones demasiado tangenciales con respecto a lo “importante” (con dos cojones) que no tienen una especial primacía para el ser humano. Desde esta perspectiva me gustaría reenganchar con la discusión.
Saludos.
Auf Wiederlesen.
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Ivan Karamazov
Comentario por Ivan Karamazov | 30/10/2006 a 20:47:55
Estoy de acuerdo en la inconmensurabilidad de los discursos filosóficos y científicos. pero me gustaría decir sólo dos cosas:
-por un lado, la barrera que separa los discursos científicos y filosóficos pueden no estar tan claras como nos pensamos. Desde muchos escritos aristotélicos, hasta lo que se puede llamara “ciencia de la literatura”, estas fronteras aparecen cada vez más difusas. Creo que para esto es fundamental el libro de Derrida “Marges de la philosophie”.
-por otro lado, aunque nos creamos que hablamos de lo más importante, son los discursosmás triviales los que son socialmente premiados. Los estudios sobre campos muy concretos dentro de las enésimas disciplinas científicas, sobretodo química, física,medicina, etc, dan cuenta de ello. Creo que si éstos discursos tienen más primacía que aquellos que pensamos que son mucho más fundamentales para elser humano, es porque lo que prima es la supervivencia frente al desarrollo normal de una vida “racional”, sea lo que sea eso. Hablando claramente: la gente, de forma general, no necesita preguntarse por lo fundamental, porque ni lo particular lo tiene asegurado. Somos como el hamster en la rueda: corremos sin saber para qué, pero nuestra mirada está sólo puesta en el siguiente paso.
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johnmerrick
Comentario por johnmerrick | 31/10/2006 a 22:38:54
“a la metafísica, un conocimeinto especulativo de la razón completamente aislado (…) no le ha sido el destino tan propicio como para poder tomar el camino seguro de una ciencia; si bien es más antigua que cualquier ciencia y perseveraría aunque las ciencias desaparecieran por completo en el abismo de una barbarie que lo aniquilara todo.”
a esta relación ambigua con la ciencia me refiero cuando digo que en la mayoría de los filósofos de la modernidad no se da, no puede darse, un sometimiento de sus planteamientos a planteamientos propiamente científicos… si por un lado la ciencia se erige como modelo predominante de conocimeinto, por otro, parece del todo claro que los niveles de discurso de una esfera y otra se mantienen en una prudente equidistancia…
kant (de él está tomado el fragmento), por ejemplo, representa el intento de confrontar a la metafísica con las nuevas exigencias cognoscitivas surgidas de tal predominancia del modo físico-matemático de ciencia convertido en su época en estándar,… pero eso no para fundamentar en la metafísica una ciencia… y. si seguimos el decurso de su trabajo filosófico -más allá de algunas explícitas propuestas programáticas- vemos que tampoco para, como en principio pareciera, reducir la metafísica a conocimiento científico… la sistemática kantiana se despliega de tal manera que, al cabo, desborda los límites de cualquier noción de ciencia que para el propio kant pudiera ser vinculante… esto es, la noción de ciencia enfática de kant, aquella con cuyos criterios epistemológicos se ha de confrontar la metafísica, no es, en ese punto, cuando de lo que se trata es precisamente esto último, la ciencia fisifo-matemática, moderna newtoniana… sino una noción de ciencia como sistema que, como digo desborda los estrechos límites de aquella… y si esto es así es, más bien, porque hay en el fondo una clara consciencia de lo distintivo del quehacer filosófico frente al científico…
no me interesan tanto las afirmaciones programáticas como los análisis de detalle, y es por eso que lo que sea al final “ilustración” dependerá de a qué recurramos para explicárnoslo… la “ilustración” como proyecto cultural enfático se ha jugado sobre todo en terrenos que nada tienen que ver con la filosofía, habría que preguntarse si puede haber o ha habido algo como “filosofía ilustrada” y no, más bien, “filosofía de la ilustración” con lo que uno se puede referir a una filosofía desarrollada en un contexto social-histórico-epocal-cosmovisional, etc. que de un modo u otro pudo haber tenido algún reflejo en el quehacer teórico, y sobre todo en esas partes más “programáticas” y menos “analíticas”… por decirlo de alguna manera… así que no sé si puede ser útil insertar a todo filósofo moderno (la de filosofía moderna es una categoría que en cambio sí creo más útil) en el proyecto de “filosofía ilustrada”… no creo que tal denominación tenga un sentido orientativo productivo… llevado a tal punto, sí que me parece más interesante, más de lo que me parecía al principio, lo de delimitar y aclarar la naturaleza del quehacer filosófico moderno ante la exigencia - que sí fue vivida como tal- de la ciencia físico-matemática…
algo que no termino de entender es por qué la filosofía tiene que ser algo nuevo… por qué tiene que ser otra cosa… eso es algo que no termino de entender… (se me ocurre que porque hay fenómenos nuevos que la filosofía no tuvo presentes(?)… pero en seguida, me viene que si ha de ser por eso… es que en general la filosofía se define por el tema del que se ocupa? así que no, no entiendo…)
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j.m.
Comentario por j.m. | 01/11/2006 a 13:28:40
sólo un apunte… abrir un paréntesis para aclarar dos cosas y luego seguir con lo demás…
1.- al hablar de la filosofía y referirse a ella según una noción “seria”, “estricta”, etc. (lo que despertó ciertas susceptibilidades y que de alguna manera generó esta discusión…) pareciera que uno se refiere a una “definición” de qué sea la filosofía que la propia naturaleza de ésta hace imposible… el carácter abierto y múltiple del preguntar filosófico terminaría por desbordar toda definición, toda determinación de base… determinatio est negatio, la filosofía sería negada en tal intento… etc. partiendo de que esto es de alguna manera cierto y pertenece a la naturaleza de la filosofía… es mi opinión que ello se debe a problemas que no tienen que ver tanto quizás con un carácter ambiguo e indeterminado del preguntar filosófico… sino con otras cuestiones de fondo… expresando esto de modo algo paradójico podríamos decir que la movilidad propia de la filosofía es lo que le otorga su más determinado rigor…
a lo que me refiero ahora concretamente es al hecho de que, por ejemplo, tenemos problemas para decidir si una interpretación es válida o no, tendemos a admitir que caben infinitas lecturas de algo, y esto nos paraliza de algún modo o nos impele a caer en una suerte de indiferentismo y a rendirnos ante fórmulas como las que afirman que (al menos en filosofía) “todo vale”… pero por otro lado, igualmente, cuando nos tomamos las cosas un poco más en serio, no tenemos reparos en admitir que hay lecturas e interpretaciones del todo desencaminadas y que hay cosas que no se pueden decir si atendemos con un poco más de cuidado a ese algo (sea un texto, un proyecto filosófico, o un fenómeno “x”)… esta experiencia la hemos tenido en más de una ocasión… pareciera que no podemos decir qué es algo, pero sí, en cambio, tenemos clara consciencia de lo que ese algo no es…
en relación con el concepto de filosofía en general pasa otro tanto de lo mismo… nos vemos indefensos ante el maremagnum de sistemas, prácticas y nociones de filosofía (la introducción de la historia de la filosofía de hegel lo expresa de una manera trágica y certera), y creemos no poder decir qué sea filosofía, y qué no, ante esa multiplicidad y diversidad… sin embargo, algo nos hace mirar con desconfianza muchas de las cosas que se nos presentan bajo la etiqueta de filosofía… sabemos que el profesor hippie de yoga cree hacer filosofía cuando escribe un libro de autoayuda, y que el científico se presenta como filósofo cuando publica no ya puras fórmulas sino que se siente libre para especular sobre la posibilidad de vida inteligente en otros planetas, y que el borracho en la barra de un bar “filosofa” cuando discute a gritos la inmediata subida de los sueldos de los políticos llegados recién al poder, y que el sacerdote cree poder situarse ante cualquier filósofo cuando ante una tumba abierta ofrece sus certezas sobre la vida después de la muerte y el reino de dios (porque… qué hay de más filosófico que la muerte, la inmortalidad del alma y la existencia de dios?)… sin embargo, digo, nada nos obliga a tomarnos en serio todo eso como “filosfía”… a esta experiencia de desconfianza y de un cierto atisbo de lo que la filosofía en ningún caso puede ser (ejemplificado aquí ahora con casos extremos) es a la que apelo… si hay cosas de las que podemos decir casi intuitivamente que no son filosofía, igualmente, sería preciso resistir la tentación del “todo vale” y la caída en el indiferentismo…
2.- para aclarar la relación ambigua con la ciencia que refería hace poco… básicamente: cuando kant exige que la metafísica transite los senderos de la ciencia o se presente como ciencia, o cuando husserl exige de la filosofía que se erija en “ciencia extricta”, hay una clara consciencia de la diferencia radical de, por un lado, la noción de ciencia de las ciencias positivas físico matemáticas y sus límites y, por otro lado, la noción de ciencia a la que ha de confrontarse la metafísica o la filosofía… si leemos los textos aparece claramente que se menejan ambos conceptos y que ambos conceptos de ciencia son traídos a colación según el caso, según se hable de conocimiento positivo ya articulado según una precomprensión cientificista de la ciencia o de un modelo de sistema del conocimiento que pueda ser vinculante de cara al quehacer filosófico… (que en los casos de kant y de husserl ambos hayan tenido formación científica estricta no impide sino que posibilita que se maneje esas nociones de ciencia según sus específicos campos semánticos como ciencia positiva, por un lado, o sistema, por otro) el que a ambas cosas se las haya denominado “ciencia” (aunque su uso esté en cada caso bien diferenciado) es lo que refiero como “ambigua” relación con el concepto (de “ciencia”)… eso es aplicable tanto para kant y husserl, como para hume (que se creyó un newton del mundo moral) o dilthey (que se instaló en las nociones y distinciones derivadas del derrumbamiento delsistema hegeliano en el s. xix)…
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j.m.
Comentario por j.m. | 01/11/2006 a 13:33:27
“ciencia estricta”… se entiende…
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Ivan Karamazov
Comentario por Ivan Karamazov | 01/11/2006 a 20:20:44
En cuanto al tema de lo nuevo:
cuando digo que la filosofía tiene que buscar algo nuevo, a lo que me refiero es un cambio de mirada. Pienso en la institución, otra vez, aunque yo sea el primero que piense que la institución hay que ponerla en cuarentena en todo momento. La filosofía que se piensa como historia de la filosofía tiene la mirada puesta, siempre en el pasado. Limita la filosofía al buen comentario de texto filosófico. Es en éste sentido en donde digo que no se trae nadanuevo, sino que se mira hacia el pasado para rescatar, una y otra vez, lo que el pasado nos ha dicho ya. Obviamente, por su carácter de clásicos, es inagotable la cantidad de ideas que, aún hoy, nos siguen comunicando esos textos que se nos aparecen de alguna forma como canónicos.
Pero hay dos razones por las que creo que la filosofía debería, y podría, cambiar de mirada: de una mirada hacia el pasado a una mirada hacia el futuro, lo que convertiría a la filosofía en una mirada hacia el futuro desde el pasado.
Primero, me gustaría hablar del insano concepto de genio que se maneja aqui. Se que hablar de sano y enfermo puede recordar a Nietzsche y su recurrente retórica de la enfermedad, y es esa justamente mi intención.Cuando hablamos de filosofía, entonces, parecería que nos estamos refiriendo a los textos de aquellos que han sobresalido en la historia como los grandes filosofos, o los filosofos simplemente, con toda la máxima simplificación. Digo que éstanoción es insana pusto que nos desmoraliza, de entrada, a pensarnuestro presente, a la necesidad de “poner la contemporaneidad en conceptos”, que es una defición hegeliana de la filosofía. Al identificar, mas o menos consciente o inconscientemente, la filosofía a la actividad del genio, tal y como hacía kant con respecto a la capacidad del genio de sentar las reglas de lo que es arte bello, nos privamos, hoy día, de dicha necesidad de pensar. A lo que me refiero es que, si dicha noción del genio predominase siempre, si nos limitáramos a la exégesis eterna del cánon filosófico, no existiría la renovación constante de la filosofía. En el atrevimiento del pensar está la propia vida de la filosofía. Esto es más bien una advertencia que una explicación, puesto que creo que, la actividad exegética es necesariamente complementaria de la actividad filosófica propiamente dicha. Es más, si nos parámos a pensar no son pocos los ejemplos en los que una filosofía fecunda ha nacido, en parte, de exégesis anteriores: Aristóteles de Platón, Marx de hegel, sólo por poner dos ejemplos famosos.
Por eso, cuando hablo de lo nuevo no hablo de un movimiento d la filosofía hacia lo que ha sido su exterior, sino de la complementación de todas aquellas distintas actividades que entendemos de forma intuitiva como el rompecabezas que forma aquello que entendemos por filosofía. Porque, de todas formas, creo que la única definicón de la filosofía puede venir de una intuición: no sabemos definir exactamente nuestra actividad, pero podemos señalar ahí donde se da la presencia o ausencia de aquello que entendemos por “filosofía”.
Con respecto a la ciencia: estoy de acuerdo en la diferenciación entre el concepto más positivista de ciencia y el modelo de sistema con el que la metafísica debería enfrentarse. Sin embargo, a la vez, cuando hablo de ciencia, hablo de la institución que ya ha triunfado, imponiendo el estrecho límite de lo que la tecno-ciencia es.
creo que, de todas formas, aquello que entendemos como filosofía moderna ha preparado el terreno ideológico para que la tecno-ciencia se haya implantado como único saber científico, borrando del mapa otra concepción de saber científico. Es decir, aunque su intención no era esa, Kant, p.e, ha preparado el terreno para el proyecto ilustrado.
Este proyecto siempre ha sido tramposo por una razón fundamental: nunca va a aceptar su derrota, aunque la hubiera. Refiriéndome al discurso filosófico que pretende ser la influencia de dicho momento histórico, la filosofía que se pretende ilustrada, nunca será capazdeaceptar una derrota, por una razón muy sencilla: por su absoluta falta de relativismo. En su discurso, le resulta imposible concebir otro proyecto que no sea el ilustrado. No es de de extrañar la insistencia de una filosofía como la de Kant en la universalidad, que viene dada por un reconocimiento de las leyes lógicas como funcionales en toda circunstancia histórica, precisamente por estar más allá de ellas. Con este universalismo, que pretendía seremancpador, igualitario, se ha conseguido justo el efecto contrario. Nada hay fuera del proyecto ilustrado. Este es el pensamiento desde el que se condena todo lo que se denomina, despectivamente, como “posmodernismo”, como si no fuera másque un “todo vale” sin ningún tipo de criterio, sin ningún tipo de fundamento. Justamente, muchas de éstas filosofías niegan ya valor al proyecto ilustrado, puesto que ven su derrota con respecto a sus intenciones, lo cual no hace morir al pensar por esa razón. Es desde éste pensamiento desde donde Habermas triunfa como la última gran estrella filosófica, justamente porque retoma la necesidad del proyecto ilustrado. Allí donde se ha dado la mayor de la barbarie, producida por el pilar básico de la ilustración, que es la ciencia y el progreso, se habla de una ilistración inacabada, de una falta de ilustración. Es a ésta falta a la que me refiero, y es a ésto cuando apelo a lo nuevo, a una necesidad de ir más allá del proyecto ilustrado, no porque seamos ilutrados incompletos, sino porque pensamos que su proyecto histórico ya ha pasado.
Es la gran institución de la filosofía la que insiste en lo ilustrado, no aquellos que pensamos queya ésto es retórica pasada, en cuanto que la filosofía es “poner la contemporaneidad en conceptos”. Es por esto por lo que resulta tan urgente la crítica de dicha retórica que se cree infalible e invencible.
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j.m.
Comentario por j.m. | 04/11/2006 a 17:49:36
releyendo las aportaciones a la discusión me he parado en los sigientes puntos:
“la filosofía aborda cuestiones de una seriedad e importancia suprema para el ser humano, sin embargo, la ciencia muchas veces es trivial y aborda cuestiones demasiado tangenciales con respecto a lo “importante” (…) que no tienen una especial primacía para el ser humano”
mi opinión al respecto es que, más allá de la frivolidad relacionada con el hecho de que el mercado sea el que dicte el camino que han de seguir las investigaciones en campos como el de la medicina, donde la industria farmacéutica impone qué haya que investigar y qué no… (y se termine en la hiperproducción de remedios para las “enfermedades de ricos”, por ejemplo) o que sean las tensiones políticas y macroeconómicas quienes marquen el ritmo y la canción incluso que bailan los científicos (industria militar, carrera espacial, etc.)… parece que lo que subyace a tal afirmación es que la filosofía se determina según un tema… según el qué investiga y no el cómo lo hace… así… pues no sé, teniendo en cuenta la extensión de una comprensión cientificista sobre absolutamente todos los campos de la existencia humana, parecería difícil encontrar campo alguno o tema que no hubiera sido tomado por la ciencia… el alma o la mente en todas las psicologías, psiquiatrías, etc.,… la acción humana (”moral” o no) en psicología, sociología, teorías de juegos,… “dios” en las historias de la cultura y las religiones, en la teología “científica” o dogmática, etc…. el origen del universo y su estructura en la física, con las cosmologías cientificistas, las astrobilogías, etc. … la manía poética y los campos de la estética y el arte… en las teorías e historias de la literatura y el arte, en la psicología (una vez más) y la sociología… etc. etc. etc. si por algo se distingue la filosofía de la ciencia no puede ser por el tema del que se ocupen, y menos hoy en día cuando la ciencia ha sitiado definitivamente toda esfera o ámbito de la existencia…
“La filosofía que se piensa como historia de la filosofía tiene la mirada puesta, siempre en el pasado. Limita la filosofía al buen comentario de texto filosófico. Es en éste sentido en donde digo que no se trae nadanuevo, sino que se mira hacia el pasado para rescatar, una y otra vez, lo que el pasado nos ha dicho ya.”
más allá de la perogrullada de que la historia de la filosofía enfoca al pasado… algo que por definición -en relación con el tema del que pueda ocuparse la historia en general- tiene que ser así… es verdad que se apunta aquí a algo interesante y que creo que cae también en los márgenes de lo discutido… el problema de la relación de la filosofía con su historia… que el tema de la historia haya de ser lo pasado es algo que, como digo, es evidente, sin embargo no debemos dejarnos llevar por esa primera impresión y achacar a la historia (y en este caso más específicamente a la historia de la filosofía), el tener la vista puesta en el pasado… la historia de la filosfía que pretenda ser productiva filosóficamente se desmarca de la mera historiografía precisamente en que no tiene “la vista puesta en el pasado”… si por ello entendenmos (más allá de aquella perogrullada) una recolección erudita de filosofemas… la cuestión es que cuando uno echa mano de kant de hegel o de lo que sea (y no “de quién sea”… pues “kant” y “hegel” no son más que denominaciones para un corpus de textos y un complejo conceptual…) lo hace con la vista puesta ya en el presente y los problemas que le son más inmediatos (y aquí me refiero a algo completamente distinto a los “problemas actuales” en el sentido de cosas que se publican como “kant y la bioética”, “hegel y la inmigración ilegal” y otros engendros parecidos …) … eso es una necesidad y una condición “estructural” de cualquier lectura… está necesariamente instalada en un presente y con unos problemas determinados a la vista… pero eso, la opinión de sentido común que dice que toda lectura está mediada ya por la situación en la que está instalado el lector… es precisamente lo que exige de todo intento filosófico un trabajo de lectura del pasado filosófico… ni siquiera ya para encontrar nuevas ideas etc., sino porque el modo que tenemos de “leer” la realidad más inmediata está mediado ya -lo queramos o no- por una “lectura” de esa realidad… el que el problema de la libertad se pretenda resolver en la filosofía “anti-histórica” como unproblema “causal” depende de una herencia filosófica que determina al cabo que la libertad se entienda de esa manera y no de otra… cuando no hay vuelta crítica sobre el propio pasado de esa concepción se está limitando de manera del todo arbitraria el planteamiento mismo de la discusión… no es casual que esa “filosofía anti-histórica”, por decirlo de alguna manera, representada paradigmáticamente por la filosofía de corte “analítico”, cuando se adentran en discusiones “ontológicas” o “metafísicas” (pues existe algo como una “metafísica” y una “ontología” “analítica”) redunden en los mismos diálogos de besugos y en las más recalcitrantes disputas bizantinas (sin alcanzar un nivel parecido siquiera) de muchas discusiones escolásticas…
así que, en mi opinión, no es prioritario lo de ir a buscar ideas a los clásicos,… la primera exigencia de toda historia de la filosofía que quiera ser productiva filosóficamente ha de ser la de volverse críticamente hacia su pasado y dar cuenta del modo en el que se fraguó nuestro más inmediato presente (en su conceptualidad, en su “cosmovisión”, etc. etc. etc.) y es ahí donde no resultaría extrano que para explicarnos nuestro presente tuvieramos que recurrir a aristóteles…
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j.m.
Comentario por j.m. | 05/11/2006 a 16:21:32
he vuelto a leer el texto que escribí ayer y me he dado cuenta de que en mis dos comentarios a dos cosas dichas en la discusión he empezado de una manera cuya ambigüedad podría tomarse a mal… no me refiero aq ue la “frivolidad” o la “perogrullada” sean responsabilidad de quienes aquí escriben, para nada, no era mi intención que pudiera leerseasí tal cosa… me refería a que por regla general uno escucha esas cosas cuando oye hablar de ciencia y se ha convertido en una froivolidad, por la cantidad de veces que se ha incidido en ello, el que la ciencia esté dirigida por intereses ajenos a las necesidades más inmediatas o al bienestar de la población mudial en conjunto… por un lado, y por otro, la perogrullada es sólo el que es casi tautológico el que, en un sentido básico, la historia, como disciplina o estudio de lo ocurrido, mire al pasado… sólo eso…
espero que qude aclarada la ambigüedad de mi exposición eneste punto y que no haya dado tiempo siquiera a que tal cosa pudiera entenderse de otra manera… sólo eso…
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Ivan Karamazov
Comentario por Ivan Karamazov | 06/11/2006 a 19:24:35
Es completamente cierto que es una pregrullada que la ciencia histórica mire hacia atrás. Lo que no es tan obvio es el uso que hacemos con el conocimiento que extraemos de dicha ciencia histórica. Podemos usar ese conocer nuevo para idolatrar el pasado, tomando una postura conservadora respecto a nuestra situación actual, y tender a un cierto optimismo ingenuo, heredero del Cándido de Voltaire. Por otro lado, podemos usar ese mismo conocimiento para conocer algo de nuestro futuro. En ningún caso para predecirlo, aunque la teoría de la ciencia hable de “predicciones”, sino como un modo de apuntar, suponer, conjeturar, el modo en el que la historia ha ido teniendo en cuenta lo que ha pasado hasta ahora.
Esta segunda postura es la que me parece más productiva, puesto que la primera opción se queda, únicamente, en el elogio constante a un pasado que, muchas veces, ya poco nos puede decir sobre nuestro presente y nuestro futuro. Además, ésta visión, ya dentro de la historia de la filosofía específicamente, alimenta la idea de la filosofía como un ámbito de genios, en el que el resto debemos dedicarnos a “notas al pie de página de Platón”. Más allá del valor de cada filosofía, entendida efectivamente como un conjunto de textos, pensar en la actividad filosófica como un ámbito de elogio constante al pasado, equivale a suponer que ya no queda nada que pensar en nuestro presente que no pueda estar ya escrito por dichos genios de la filosofía, los cuales nunca podremos alcanzarlos.
Este modo de entender la filosofía, además, se explica en gran parte por una serie de presupuestos básicos que se han ido tornando como presupuestos básicos dentro de la filosofía misma. Uno de ésto presupuestos es el de la esencia del hombre: el hombre es un ente ya dado, cuya esencia se mantiene inalterable por los siglos de los siglos, y de la cual ya Aristóteles y Platón dijeron casi todo. Desde ésta idea se entiende que hoy e quiera recurrir a Aristóteles, p.e, para explciar cuestiones que, desde otro punto de vista, deberían ser explicadas de forma completamente diferente. Si concebimos al sujeto en cuanto ente acabado y esencial, en ese caso la historia de la filosofía que mira hacia el pasado me parece una postura coherente. Lo que yo cuestiono es esa esencialidad misma de la filosofía, que se da paralelamente con la esencialidad del hombre.
Pensando que dicha hipótesis es falsa, se nos abre un campo filosófico mucho más interesante, en mi opinión. Este campo se siente mucho más libre para pensar nuestro presente y nuestro futuro, desde el pasado. La filosofía no puede quedarse en el saber arqueológico de sí misma, puesto que tal estancamiento se muestra comparativamente mucho menos jugoso que aquel que mira hacia el futuro, en el presente y desde el pasado, y toma la conciencia de sí como de una actividad a pensar su presente, y no rememorar el presente de otros, que para nosotros es ya pasado.
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johnmerrick one more time
Comentario por johnmerrick one more time | 07/11/2006 a 00:42:07
no quisiera resultar pesado pero es que veo que se sigue - de una manera o de otra - insistiendo en que la filosofía se determina según un “qué”… permíteme que me remita al último comentario… de él se destila lo siguiente: como aristóteles dijo “qué” era el hombre, y se recurre a aristóteles para explicarse a día de hoy “qué” es el hombre, se presupone un esencialismo ahistórico que no tiene en cuenta que el hombre no se ha mantenido inmutable en estos últimos 25 siglos… o al revés… como se cree que el hombre es esencialmente inmutable, se recurre ahistóricamente (o lo que es lo mismo, sólo históriográficamente) a aristóteles… por lo mismo como aristóteles no hizo otra cosa que decir “qué” era el universo y “qué” era el pensamiento lógico… pues es de suyo evidente que lo que dijo aristóteles ha quedado atrás tras la revolución científica, que nos dice otro “qué” del universo y la lógica matemática, que nos dice otro “qué” del pensamiento lógico… por ejemplo…
si la filosofía no se decide en un “qué”, en una serie de tesis positivas sobre dios, el mundo, el alma,… sino en un “cómo”, que hace que la filosofía sea algo de raíz distinto que la ciencia (que sí se dedica a presentar tesis positivas sobre dios (digamos la teología forzando algo la noción de ciencia que yo mismo propuse), el mundo (la física) o el alma (la psicología)…), entonces no se presupone ninguna comprensión de entrada de eso a lo que el pensamiento filosófico se enfrente como “cosa” paradigmática o ejemplar sobre la que desarrollar sus operaciones y procedimientos propios… si la historia de la filosofía se limitara a platón dijo a, aristóteles dijo b, agustín dijo c, tomás dijo d, descartes dijo e, leibniz dijo f… etc. donde a,b,c, etc. no fueran más que diversas presentaciones más o menos argumentadas y con cierto carácter especulativo de tal o cual opinión acerca de tal o cual cosa (el arte, la polis, el alma, etc.) simplemente no tendría ningún interés porque el ciudadano de atenas desconocido dijo también h, y en el medievo un campesino dijo una vez i, y un pariente de descartes dijo también que si j, y un cantautor sesentero muy famoso dijo k…
si la historia de la filosofía fuera mera doxografía me parece evidente que no tendría valor, ni formativo, ni filosófico, alguno. y ahí estaría por completo de acuerdo contigo (recuerdo ver en el viejo topo una caricatura de dos fulanos con pintas decimonónicas arrodillaods ante dos gigantescos volúmenes, uno de kant y otro de hegel… algo de eso…)
así que, en principio, estaría de acuerdo contigo. aunque creo que una noción de la filosfía menos centrada en qué dijeron unos y otros sobre unas cosas y otras, ayudaría a reconocer la necesidad interna de la filosofía de situarse ante su historia… aunque sólo fuera de manera crítica… es por esto último, la necesidad de situarse críticamente, por lo que no termino de entender muy bien tampoco esa afirmación del carácter paralizante de la opinión de que kant, hegel, etc. fueron unos genios, etc. personalmente no tendría problemas en admitir que algunos, muchos de los clasicos de la filosofía, platón, aristóteles, hegel, kant (y kant mismo decía que en filosofía no pueden haber “clásicos”…) fueron unos genios… pero eso queda en un terreno meramente “personal” de “valoración”… es un “juicio de valor” ante los personajes que pudiera haber detrás de kant o hegel… porque, en última instancia, como mencionaba en el anterior comentario (una mención propiciada, claro, por mi perplejidad ante lo de los “genios” y para desmarcarme un poco de eso…) ““kant” y “hegel” no son más que denominaciones para un corpus de textos y un complejo conceptual…”
no sé qué de paralizante puede tener el confrontarse con esos textos.. como mínimo uno puede hacerse con un instrumentario de primera clase para entender lo que se nos pone delante nada más levantar la vista de los libros…
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Ivan Karamazov
Comentario por Ivan Karamazov | 09/11/2006 a 22:19:19
Solo un pequenho comentario, porque creo que esta conversacion se esta volviendo demasiado larga, y farragosa en algunos puntos. Ademas, no entiendo porque el resto de la gente no participa, cuando era un deseo de todos el tener esta discusion, no?
En cuanto a la cuestion de la filosofia como un “como” y un “que”… Es cierto que, en un cierto aspecto, la filosofia no se caracteriza por un conjunto de temas especificos, porque dichos temas son tratados desde otras disciplinas muy diversas que poco tienen que ver con la filosofia.
Sin embargo, no creo que se pueda resolver solo con un “como”, sino que hay que recurrir al “que”. Si la filosofia se reduce a un cierto metodo, a una cierta forma de concebir algunos temas, en ese caso, la filosofia no tiene limites en su actividad, es decir, que “aberraciones” como tu las llamas tales como el femenismo (creo que hablaste de el en un comentario anterior con cierto desden) estarian justificados, puesto que la filosofia es un “como”, y no un “que”.
Ahora bien, si aceptas que hay limites dentro de ese “como”, en ese caso ya estas incidiendo en el “que”, sea cual sea el limite que uses. Si hacemos abstraccion del “que”, en ese caso debermos aceptar cosas como la filosofia del futbol o la filosofia de la economia, no?
Esta claro que aquello que llamamos filosofia se sobreentiende, aun sin saber exactamente que significa. Pero, aun asi, cuando usamos la palabra en nuestro discurso, podemos usarla de tal manera que parece que entendemos lo que el otro quiere decir con esa palabra. Creo que eso ya es bastante. Es mas, incluso creo que la filosofia no puede caminar por el autoritarismo de una disciplina que ya dicta al pensador lo que este debe pensar, de una forma u otra. Eso no significa que todo valga, sino que “todo cabe, pero no todo vale”.
La filosofia surge de una necesidad individual, aunque suene muy simplista, pero pienso que en toda filosofia hay presupuestos muy simples en el fondo mismo de todas las concepciones que usa un “pensador”.
La garantia del libre pensamiento debe venir asegurada por la posibilidad de crear el pensamiento mismo, desde la necesidad de lo que debe ser pensado hoy.
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