martes, 27 de febrero de 2007
Plutón posmoderno. Por daniel Esparza Ruiz-Olomuc (República Checa)
Plutón ya no es planeta porque expertos astrónomos lo han acordado en Praga. Esta pequeñez es una demostración más de que la realidad ha dejado de ser “real” y se ha transformado, únicamente, en un proceso de interpretación subjetiva, construida por una retórica específica. Para otros expertos, pero en el ámbito de la filosofía, o de las ciencias sociales, el ejemplo de Plutón es un síntoma más de la era de los mass media, la revolución de las comunicaciones y de la tecnología. Un periodo cuasi virtual que algunos llaman posmodernidad, caracterizado, entre otras cosas, por una saturación de información que tampoco ha conseguido explicar la complejidad del entorno humano; paradójicamente, al final del proceso se ha impuesto lo contrario: la victoria del mito, cuya simplicidad hace más fácil la compresión de las cosas. Plutón dejará de ser planeta, pero la gran expectación que ha creado la reunión de Praga, donde se ha discutido la complejidad del cielo, parece reproducir el eterno mito del culto a “allí arriba”, semejante a la Comisión Teológica Internacional que reunió el Vaticano el pasado noviembre para discutir la existencia del limbo, aquel lugar que acogía las almas de los niños no bautizados, y que desde entonces tampoco existe. La gran diferencia es que, con la posmodernidad, la espiritualidad de la Iglesia ha entrado en decadencia, mientras que los de Praga, tan materialistas como las razones por las que Plutón no volverá a ser planeta, se benefician de la gloria de la mitificación actual de la ciencia. ¿Una nueva religión.?
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